Los 90 vs. new wave II: Crónica del Summercase Madrid, sábado 15

Asistir a un festival que se celebra en la misma ciudad en la que resides tiene indudables ventajas como la de poder descansar tranquilamente en tu propia casa para afrontar el segundo día de conciertos con las mismas ganas. Ayer en la edición madrileña del Summercase, fue fundamental haber recuperado fuerzas porque con diferencia, el mejor día fue el sábado.

Llegamos bastante tarde y lamentablemente nos perdimos la sesión de Supervago y el concierto de Astrud, así que no nos quedó más remedio que comenzar la noche viendo a unos serenos Belle & Sebastian tocar hits desde el principio. Tras dos o tres canciones y con “Get me away I´m dying” sonando de fondo, nos fuimos corriendo a la carpa para escuchar a uno de los “must” del festival, los sofisticados Sparks. Banda formada por los hermanos Mael a comienzos de los 70, la influencia de su música mezcla de pop electrónico y glam ha sido fundamental para decenas de bandas inmensa e injustamente más conocidas como Queen.

Con una puesta en escena sencilla en la que destacaba el inmenso contrate entre el hieratismo del Ron y la elegante expresividad de Russell, Sparks hicieron un concierto brillante que encandiló al pequeño colectivo de fans que congregaron, entre el que se distinguían bastantes caras conocidas (Genís, Alaska, Pedro San Martín…)

A continuación, volvimos a los escenarios al aire libre para encontrarnos con los Animales Super Peludos tan entregados y gamberros como suele ser habitual. Psicodelia musical y escénica (primer casco power ranger de la noche), electrónica y rock son los medios que el quinteto galés utilizan para expresar su heterodoxo talento. A pesar de primaron “Love Kraft”, un álbum editado el año pasado que no me parece lo mejor que hayan grabado, estuvieron notables.

Sigur Rós nos hicieron volver al escenario de la carpa pero mereció la pena porque ofrecieron uno de los mejores conciertos del Festival. Comenzaron con timidez escondidos tras una cortina de tela que pronto descorrieron solo para sustituirla por otra cortina, esta vez de guitarras, melodía y distorsión. Densos, intensos, hipnóticos, desgranaron la mayor parte deTakk, su último álbum, y en especial en “Hoppípolla” estuvieron inmensos.

Después de un concierto que tardaremos en olvidar, necesitábamos algo más prosaico para volver a la realidad así que estuvimos un rato escuchando a The Spinto Band, un grupo estadounidense que acaban de presentar, “Nice And Nicely Done”, un disco de indie clasicote entre Clap Your Hands Say Yeah y Pavemente. Vimos 5 o 6 canciones potentísimas que nos encantaron.

Daft Punk eran otro de los atractivos de la noche y tampoco defraudaron. Mito de la electrónica de los 90, tras varios años de silencio acaban de volver a la vida musical con un recopilatorio plagado de hits, “Daft Punk Musique Vol 1 1993-2005”.

En el Summercase, el dúo francés exprimió al 100% la potencia bailable de temas como “Around the world”, “Better, harder, faster” o “One more time” ante un público que enloqueció a base de ritmo y percursión electrónica. Mención aparte merece su puesta en escena. La estética de Daft Punk siempre ha estado muy influenciada por el maquinismo de Metrópolis y su traducción musical en Kraftwerk o el krautrock. Recuerdo por ejemplo sus brillantes y arriesgados ejercicios de futurismo en los vídeos de “One more time” o “Around the world”. Lo que desconocía era que eran capaces de transformar un escenario en una nave especial y actuar desde ella.

El caso de Massive Atack es parecido, años de silencio compositivo y recopilatorio que les vuelve a situar en el mapa musical y en los festivales. Elegantes y serenos como la mayor parte de sus temas, pero quizás demasiado parados para un festival en el que acabas de ver a Daft Punk, después de escuchar “Teardrop” nos fuimos para ver a unos energéticos y más que correctos Mäximo Park.

Tras comprobar lo mal que ha envejecido FatBoy Slim y su música, a diferencia del caso de Daft Punk, y ver a Norman Cook hacer un poco el hooligan, terminamos el festival con LCD James Murphy, bien; Filthy Dukes, animadísimos; y Amable, algo más que un clásico.

Valoración final del festival: Positivo. Organización impecable y cartel endogámico pero muy atractivo, tanto en el papel, como, salvo excepciones, sobre los escenarios. Lo mejor, Sparks, Sigur Rós y Daft Punk. El año que viene seguro que repetimos.

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