Garzón vs. Garzón – Grande Marlaska

Grabaciones en el mar enviaba el viernes pasado una nota de prensa sin desperdicio:

A través del despacho de abogados Medina Cuadros, Baltasar Garzón, de nuevo juez en la Audiencia Naconal, ha instado al grupo musical Garzón a cambiar el nombre de su página web (www.superjuez.com) y suprimir tanto las fotografías del magistrado que aparecen en la misma, como las alusiones que directa o indirectamente se refieren él. Tenían un plazo de 7 días. No lo han agotado. El viernes 21, el grupo Garzón pasaba a llamarse Grande-Marlaska.

En la sarcástica nota de prensa el portavoz del grupo mantiene que todo ha sido un “terrible malentendido”. “Cuando nos pusimos ese nombre sólo pretendíamos rendir un sentido homenaje a un prohombre que ha revalorizado conceptos denostados hoy día como ecuanimidad, progresismo y modestia”. “Como dijo el caudillo tras la voladura de Carrero, no hay mal que por bien no venga. En realidad, hacía tiempo que nos habíamos dado cuenta de que no tenía sentido seguir llamándonos Garzón. El objetivo del nombre era homenajear al juez más grande de España. Sin embargo, el tiempo, ese juez supremo que da y quita razones, ha dictado sentencia por nosotros. Todo lo que sube, baja. Hay que mirar hacia el futuro. Por tanto, desde hoy viernes 21 de julio, el grupo Garzón pasa a llamarse Grande-Marlaska”.

Nunca me ha gustado el nombre de Garzón, por feo y porque el paralelismo que Roberto, Malela y Pepo establecían con McCarthy creo que era desproporcionado. Esto es lo que opinaba Garzón al respecto. Sigo pensando lo mismo.

De todos modos, para explicar el fenómeno del vedetismo judicial no está de más tener en cuenta que un proceso penal se divide en dos fases, 1) instrucción, dedicada a la investigación y a la formulación de la acusación, 2) juicio, en la que se celebra la vista, se ejerce la acusación y la defensa y finalmente se falla en un sentido u otro.

En Estados Unidos y en el resto de países anglosajones, la fase de instrucción corresponde al fiscal que dirige el trabajo de la policía, y la fase de juicio a un juez ayudado por un jurado. En España, siguiendo el modelo galo que es muy garantista, la instrucción no recae en un fiscal, sino directamente en un juez, y la fase de juicio en otro juez diferente. Garzón, Grande-Marlasca y todos los jueces más o menos polémicos o mediáticos que existen en nuestro país, suelen ser jueces de intrucción que haciendo las veces de fiscales al estilo Eliot Ness (que aunque era agente del tesoro actuaba como tal), han llegado en ciertas ocasiones a extremos exhacerbados.

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