Crónica del concierto de Nada Surf y Clovis en La Riviera (Madrid)

Suele ocurrir que cuanta más expectación despierta un acontecimiento, más fácil es que pueda terminar decepcionándote. Que se lo digan a los aficionados del Barça que ayer sufrían estoicos la enésima tragedia de esta temporada. Mientras, Nada Surf no llegaba a los extremos del equipo blaugrana, pero dejaba escapar una gran oportunidad en una Sala Riviera que, aunque sin agobios, prácticamente se llenaba para recibir a los neoyorquinos.

Esperábamos mucho porque Nada Surf siempre ha sido uno de nuestros grupos favoritos. Su primer trabajo contribuyó enormemente a amenizar los aciagos años que siguieron a la autoinmolación del grunge, y todos sus discos posteriores han servido en mayor o menor medida para que sigamos creyendo en el power pop, sobre todo cuando tiene melodías tan grandes como las que suelen hacer Matthew Caws, Daniel Lorca e Ira Elliot.

Y además, porque, después de reventar el pasado 14 de febrero la Sala Heineken en un concierto apotéosico y firmar con el FIB Benicassim al lado de Death Cab for Cutie o My Morning Jacket, parece que el trío ha entrado en un merecido estado de gracia.

¿Que ocurrió ayer entonces? Pues que además de sufrir una acústica infernal, simplemente se equivocaron en elegir su repertorio, y si aquel día de los enamorados en la antigua Sala Arena tocaron la parte más energética y simbólica (“Stalemate” y “Popular” incluidas), de su discografía, en la Riviera prefirieron centrarse en canciones eminentemente melódicas e incluso románticas que hubieran pegado más en febrero.

Pero comencemos por el principio, porque abrieron la noche Clovis, un grupo que debutó junto a Nada Surf y con el que mantienen una magnífica relación. Fino y Cristina dedicaron su actuación a presentar su segundo trabajo, el notable Bajo la influencia. Densos pero contenidos en las primeras canciones y más eléctricos luego, sus nuevas canciones quedaron algo deslucidas por contínuos problemas de sonido que llegaban a tapar la voz de Cristina. Destacó “Bajo las ruedas” y que Fino, ¡no recuerda cuando comenzaron a tocar!

A continuación Nada Surf, que comenzaron dedicando también sus primeros temas a su último disco, Lucky. Con muchas ganas de agradar y tratando de interactuar con el público siempre que la canción lo permitía (que si ayudanos con la melodía aquí o tocadme palmas allí), fueron llenando la Sala de preciosas melodías como las de “Whose Authority”, “Beautiful Beat” o “I like what you say” (grandísima).

Y cuando lo que nos pedía el cuerpo era que rebuscaran en su discografía para cambiar de de tercio con un poco de ritmo, rebuscaron pero para seguir en la misma línea con temas incontestables como “80 Windows”, “Inside of love”, “Always love”.

Mención aparte merecen de nuevo los temas sonido. Acoples, ruido, distorsiones lastraron muchas de las canciones y nos recordaron tiempos que ya creíamos destarrados en la Riviera.

Para finalizar, afortunadamente, alguna cosilla más vitaminada, como “See These Bones” o ya en el bis “Blankest Year”.

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